Iblīs
Desobedeció por orgullo a Allāh, cuando éste le ordenó a él y a sus compañeros adorar a Adán.
Castigado por Dios, se convirtió, con su permiso, en el tentador del hombre (cfr. 4.120); pero será arrojado junto con sus infernales compañeros a los infiernos el día del juicio.
Ablasa significa fue presa de la desesperación o se quebró su espíritu.
Satán, llamado también Iblīs, diablo; es el tentador y enemigo del hombre,
12.5 […] El Demonio es para el hombre un enemigo declarado. Igual en 17.53.
Arrojado del cielo y castigado desde el momento en que desobedeció la orden de Dios de prosternarse ante Adán.
Su trabajo es susurrar el mal, inducir a él e invitar a la obscenidad; distraer al creyente del recuerdo de Dios.
5.90 ¡Creyentes! (Los estupefacientes, los juegos de azar, las prácticas idólatras y la adivinación del futuro no son sino una abominación, obra de Satán)[1] ¡Evitadlo, pues! Quizás, así, prosperéis.
Satanás trata de seducir al hombre a cada día, sin la posibilidad del mal, la creación del hombre no hubiera tenido sentido y hubiera sido inútil.
Lo que un hombre debe hacer es usar su libre albedrío (18.29), elegir entre el bien y el mal, pues al hombre se le ha dado la posición más alta en la creación, en la dirección de su evolución intelectual y espiritual.
Satanases
26.95 así como las huestes de Iblis, todas. Cfr. 19.68, 19.83.
Las huestes de Iblis son las fuerzas del mal y que se relacionan con los actos o inclinaciones malvadas e inmorales del ser humano.
El término plural shayatin indica una fuerza o influencia distante y opuesta a todo cuanto es verdadero y bueno
Ŷinn, plural: ŷunūn.
72.14 Pero [es cierto] que entre nosotros hay quienes se han sometido a Dios –como hay entre nosotros quienes se han entregado a la maldad. Los que se someten a Él –ésos son los que han optado por la rectitud[2]
La raíz verbal es yanna, “él [o “ello”] ocultó” o “cubrió de oscuridad”, al-yinn significa una intensa oscuridad y lo que está oculto a los sentidos del hombre; es decir, cosas, seres o fuerzas que no pueden ser percibidas por el hombre pero que tienen realidad objetiva, concreta o abstracta.
Fuerzas o seres espirituales que precisamente por carecer de corporeidad, exceden la capacidad perceptora de nuestros sentidos corpóreos.
Demonios o fuerzas demoníacas.
Ángeles y fuerzas angélicas, pues todos ellos están ocultos a nuestros sentidos.
Fenómenos que apuntan a ciertos organismos sensibles de naturaleza tan fina y composición fisiológica tan distinta a la nuestra que son normalmente inaccesibles a nuestra percepción sensorial.
Fuerzas elementales de la naturaleza “ocultas a nuestros sentidos”, por cuanto que se nos manifiestan sólo en sus efectos, pero no en su realidad intrínseca.
Organismos dotados de raciocinio, una “personificación” simbólica.
Seres situados entre los hombres y los ángeles, dotados de inteligencia, imperceptibles a nuestros sentidos, que pueden aparecer bajo diferentes formas y realizar proezas y trabajos extraordinarios;
Se reproducen y son mortales; aunque pueden captar y comprender las decisiones celestes, que transmiten a hechiceros y adivinos.
Son responsables al igual que los hombres (45.15), y del mismo modo serán juzgados y recompensados o castigados.
Los genios son seres conscientes encargados de las obligaciones Divinas.
Como los ángeles, los genios se mueven extremadamente rápido; no están limitados por el tiempo y el espacio.
[1] Traducción de Muhammad Asad.
[2] Traducción de Muhammad Asad.
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