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Algunas definiciones de Cultura

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antes y después de la sesión sobre «Cultura y Orientalismo»

  • «Creo que los que estamos de acuerdo en que los seres humanos necesitamos ser más autocríticos y selectivos ante el bombardeo publicitario que nos rodea, y que creemos que la cultura, especialmente aquella que suele estar escrita y encaminada a la filosofía, es la vía para lograrlo, debemos replantearnos nuestra propia actitud hacia el mundo que nos rodea, dejando de ver ciertos elementos como «agresores» y enemigos que nos dejan en una posición inferior, para capturar esos elementos y utilizarlos como herramientas, elevándonos a un sector superior que nos permitirá aleccionar al resto de nuestros congéneres.» Ricardo Ricote
  • «Decir que todas las culturas son igualmente respetables equivale a afirmar que da lo mismo cruzar un río por un puente que en balsa o andando por el fondo con una piedra pesada en los brazos.» Fernando Savater
  • «El mayor encanto de la cultura literaria es que humaniza el amor.» André Maurois
  • «El que se enorgullece de sus conocimientos es como si estuviera ciego en plena luz.» Benjamin Franklin
  • «La cultura, desgraciadamente, es, sigue siendo, un monopolio de la izquierda convencional, muy inalterable, que disfruta de privilegios y se permite satanizar a quienes no comparten sus ideales.»
    • Mario Vargas Llosa
  • “La cultura de las comunicaciones no tiene rival como modelo de valores, y la televisión, la pantalla de cine o el disco compacto moldean principalmente el sentido del bien y del mal del niño, así como sus preferencias en la vida.” Joe Lieberman
  • «La cultura engendra progreso y sin ella no cabe exigir de los pueblos ninguna conducta moral.» José Vasconcelos
  • «La cultura es la buena educación del entendimiento.» Jacinto Benavente
  • «La cultura no puede ser ni gratis, porque los creadores tienen que vivir de ella, ni cara, para que todos podamos acceder a ella.» Carmen Calvo Poyato
  • «La democratización de la cultura es brindar todos los medios para que el mayor número de personas pueda amar a Sófocles, Shakespeare o Racine, no suprimir a Sófocles, Shakespeare o Racine.» Nicolas Sarkozy
  • «La madre del decoro, la savia de la libertad, el mantenimiento de la República y el remedio de sus males es, sobre todo lo demás, la propagación de la cultura.» José Martí
  • «Cultura es conocimiento transmitido por vía no genética.» Jorge Wagensberg, físico

  • «Quizá la cultura no le parezca interesante. Hoy por hoy sus hormonas acaparan todo su interés.» Núria Añó, escritora
  • «Pues, al fin y al cabo, una cultura es el conjunto de historias que da cohesión a una sociedad. Entre ellas están también los relatos sobre los propios orígenes, esto es, la biografía de una sociedad, que le dice lo que es.» Dietrich Schwanitz
  • «Ya que los cambios biológicos se producen poco a poco y los cambios culturales se producen en cada generación, es inútil tratar de explicar los fenómenos fugaces de la cultura mediante una constante racial. A menudo pueden explicarse en términos de contacto con otros pueblos, de genios individuales, o de la geografía, pero no por las diferencias raciales». Robert H. Lowie, antropólogo austriaco-estadounidense
  • «La cultura… puede considerarse…como el conjunto de los rasgos distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan una sociedad o un grupo social. Ella engloba, además de las artes y las letras, los modos de vida, los derechos fundamentales al ser humano, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias.» UNESCO Organización de las Naciones Unidas para la Educación, Ciencia y la Cultura. Conferencias de 1993 Ciudad de México.

Tomadas de https://es.wikiquote.org/wiki/Cultura

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Creación del hombre y desobediencia del demonio

15.26 Hemos creado al hombre de barro arcilloso, maleable,

15.27 mientras que a los genios los habíamos creado antes de fuego de viento abrasador. Cfr. 6.2, 55.14, 22.5, 40.67, 35.11, 30.20, 3.59

Los términos arcilla (ṭīn) y tierra (turab) remiten al humilde origen del hombre, adán, el término (ṣalṣal) indica una arcilla seca o barro sólido que produce sonido –al ser golpeada–; posible referencia al lenguaje articulado, con el que se distingue al hombre de las demás creaciones. Mientras que los genios fueron creados de “una confusa llama de fuego (cfr. 55.15)”.

15.28 Y cuando tu Señor dijo a los ángeles: «Voy a crear a un mortal de barro arcilloso, maleable,

15.29 y, cuando lo haya formado armoniosamente e infundido en él de Mi Espíritu, caed prosternados ante él».

Cuando Dios infunde, insufla el espíritu en el hombre le da un alma y, por tanto, una capacidad moral para vivir en armonía cuerpo y espíritu.

15.30 Todos los ángeles, juntos, se prosternaron,

15.31 excepto Iblis, que rehusó unirse a los que se prosternaban.

15.32 Dijo: «¡Iblis! ¿Qué tienes, que no te unes a los que se prosternan?»

15.33 Dijo: «Yo no voy a prosternarme ante un mortal que Tú has creado de barro arcilloso, maleable».

Ésa es la primera desobediencia de Iblis, a pesar de ser creado antes que el hombre y con poderes mayores, no fue capaz de ser humilde frente a la creación de Dios, el hombre tiene la capacidad intelectual lo que lo hace una de las mejores creaciones de Dios.

15.34 Dijo: «¡Sal de aquí! ¡Eres un maldito!

15.35 ¡La maldición te perseguirá hasta el día del Juicio!» […][1]

Dios, como muy pocas veces, maldice su creación y lo expulsa del paraíso.

15.39 Dijo: «¡Señor! Por haberme Tú descarriado, he de engalanarles en la tierra y he de descarriarles a todos,

15.40 salvo a aquéllos que sean siervos Tuyos escogidos».

Satanás no tiene poder sobre los creyentes, sobre los siervos sinceros que recuerdan y se refugian en Dios.

15.41 Dijo: «Esto es, para Mí, una vía recta.

Esta vía es la función de Satanás, tentar al hombre para que pueda escoger entre el bien y el mal.

 15.42 Tú no tienes poder alguno sobre Mis siervos, salvo sobre los descarriados que te sigan».

Aunque la intención de Iblis es descarriar al hombre, todo acto de desobediencia por parte del hombre es su responsabilidad.

15.43 La gehena es el lugar de cita de todos ellos.

15.44 Tiene siete puertas y cada una tendrá un grupo definido de ellos.

El infierno es la meta prometida, una puerta para cada grupo de malhechores.

Las siete puertas pueden ser siete grados, siete formas de acceder al mal o siete nombres metafóricos y diferentes para infierno, para algo que está fuera del alcance de la percepción humana (al-gaib):

  1. Nár, fuego, término genérico.
  2. Yahannam, infierno,
  3. Yahim, fuego abrasador,
  4. Saiir, llama abrasadora.
  5. Saqar, fuego del infierno.
  6. Lasa, fuego crepitante.
  7. Hutama, tormento demoledor.

[1] 15.36 Dijo, «¡Señor, déjame esperar hasta el día de la Resurrección!»

15.37 Dijo: «¡Entonces, serás de aquéllos a quienes se ha concedido de prórroga

15.38 hasta el día señalado!».

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Características humanas desde el Sagrado Corán

95.4 Hemos creado al hombre dándole la mejor constitución.

Dios ha dotado al hombre de las cualidades físicas e intelectuales necesarias para su vida, para desarrollar todas sus cualidades innatas en armonía y equilibrio, es por tanto, la mejor de las criaturas.

Así mismo le ha dado otras cualidades:

90.4 Hemos creado al hombre en aflicción [en medio de penalidades y pruebas].

Pues pasa por de la ignorancia al conocimiento, de la niñez a la juventud, pasa por penalidades, dificultades y pruebas constantes en las que ha de mostrar su verdadera fortaleza con la ayuda de Dios.

Precipitación

17.11 El hombre invoca el mal con la misma facilidad con que invoca el bien: el hombre es muy precipitado… cfr. 21.37

El hombre posee libre albedrío, puede escoger entre obrar bien y mal, pero Dios es la guía para tener un criterio.

Desagradecido

10.12 Cuando el hombre sufre una desgracia, Nos invoca, lo mismo si está echado que si está sentado o de pie. Pero, en cuanto le libramos de su desgracia, continúa su camino como si no Nos hubiera invocado por la desgracia que sufría. Cfr. 39.8, 49

La misma creación del hombre es un don, un regalo. Cuando el ser humano tiene una dificultad le pide a Dios, cuando pide a Dios y no recibe lo olvida, pero Dios siempre está allí con nosotros.

Rebeldía

96.6 ¡No! El hombre, en verdad, se rebela,

96.7 ya que cree bastarse a sí mismo [con las posesiones].

96.8 Pero todo vuelve a tu Señor.

Uno puede refugiarse en la ciencia para olvidar a Dios, creer en el dinero como lo mejor para vivir bien, el Islam permite e incentiva el conocimiento, la riqueza, el bienestar. Y todos volveremos a Dios, a nuestro creador, pues seremos juzgados, según el judaísmo, el cristianismo y el Islam. así como a la rebeldía de Satanás, el hombre tiene la posibilidad de escoger el mal.

Discutidor

18.54 En este Corán hemos expuesto a los hombres toda clase de ejemplos [para el beneficio de la humanidad], pero el hombre es, de todos los seres, el más discutidor.

El Sagrado Corán indica a los musulmanes cómo realizar diálogos interreligiosos, pues desde las primeras comunidades islámicas, las gentes de otras tradiciones religiosas convivieron en tierras musulmanas.

29.46 No discutáis sino con buenos modales con la gente de la Escritura, excepto con los que hayan obrado impíamente. Y decid: «Creemos en lo que se nos ha revelado a nosotros y en lo que se os ha revelado a vosotros. Nuestro Dios y vuestro Dios es Uno. Y nos sometemos a él». Cfr. 16.125

Por tanto, debe evitarse cualquier discusión doctrinal, de creencias, pues sobre ellas sólo Dios decidirá; y es mejor fijarse en las cuestiones que acercan a judíos, cristianos y musulmanes como la creencia en el Dios (sua) uno, la sumisión o entrega a su voluntad y el regirse por los designios transmitidos en sus mensajes.

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Jerusalén, Ciudad santa y celeste desde el Apocalipsis

 civitatem sanctam Hierusalem 21.10

 civitatem sanctam 21.2a

Sus apariciones directas en las Sagradas Escrituras judías son dos, en Isaías, Jerusalén ‘es’ la ciudad santa[1], luego de ser cautiva y en gran cercanía con la mención del Apocalipsis; en Joel ‘será’ santa [2].

En el Nuevo testamento sólo se usa en el Evangelio según Mateo el adjetivo santo para ciudad (th.n a`gi,an po,lin)[3] en el marco de las tentaciones de Jesús y en su muerte[4] con una referencia teológica a la ciudad de los santos resucitados[5].

En el Apocalipsis, Jerusalén es santa en oposición directa e implícita a Roma-Babilonia, la gran ramera, a Roma como entidad política e histórica, mientras Jerusalén es santa pero como una realidad histórica, sino que para algunos representa la “comunión de los santos” en medio de la comunidad histórica de la ciudad[6] antes que una santidad terrena.

En el Apocalipsis, Jerusalén es santa en tanto Dios “trata de comunicar algo de sí mismo”[7], es una ciudad donde Dios y hombres conviven con todas sus implicaciones; “Jerusalén, […] donde la divinidad se vuelve humana y la humanidad se hace sorprendentemente divina, llevada al nivel de un amor vertiginoso, es verdaderamente nuestra ciudad”[8]; pero la ciudad, así mismo, es fruto del ingenio humano[9] e incluye todo lo bondadoso del creador y lo humano de su creación.

Descendentem de caelo a Deo 21.2

Mediante términos terrenales[10] y descripciones humanas el Apocalipsis y la Sagrada Biblia describen una ciudad celestial, la ciudad de Dios, ¿cómo presentar tal belleza indescriptible?.

Pablo mencionaba en su carta los Gálatas la “alta Jerusalén (a;nw ~Ierousalh.m, sursum est Hierusalem)”[11] como una comunidad de miembros cristianos y en la epístola los Hebreos la “Jerusalén celestial ”[12] como una ciudad.[13]

El paraíso no es un jardín, es una ciudad; “todos somos una sola ciudad, un solo pueblo, un solo cuerpo”[14]. Si bien todo había comenzado, en la revelación judeocristiana, con un jardín, el del Edén, terminará con otro jardín.

Jerusalén es la ciudad que proviene del cielo, su origen es Dios, de parte o junto a Dios (avpo. tou/ qeou).

Ciudad para todas las naciones

 

et ambulabunt gentes per lumen eius et reges terrae adferent gloriam suam et honorem in illam 21.24

Ya en Isaías se la menciona dos veces como sede, centro y símbolo de unificación:

“Entonces las naciones andarán en tu luz, y los reyes al resplandor de tu amanecer

et ambulabunt gentes in lumine tuo et reges in splendore ortus tui[15]

“Tus puertas estarán abiertas continuamente. No se cerrarán ni de día ni de noche, para que sean traídas a ti las riquezas de las naciones, y te sean conducidos sus reyes”

et aperientur portae tuae iugiter die et nocte non claudentur ut adferatur ad te fortitudo gentium et reges earum adducantur[16]

En esta Jerusalén judía, ya no hay enemigos, pues todos los pueblos son llamados a Dios. Todos los pueblos están allí, no son ya señores sino adoradores de Dios, si es una profecía escatológica de la venida de la paz universal, se dará cuando todos los pueblos honren al Rey de reyes y Señor de los señores.[17]

La pertenencia a Jerusalén, desde el Apocalipsis cristiano, no es racial, política o estatal, es religiosa y desde allí se incluyen los pueblos que adoran al único Señor; la pertenencia de Jerusalén no es particular, exclusiva ni poseída.

 

[1] Is 52.1.

[2] Joel 3.17.

[3] Mt 4.5.

[4] Cfr. Mt 27.52-53.

[5] Cfr. CHARLIER, Jean-Pierre, Comprender el Apocalipsis, II, p. 175.

[6] Cfr. CHARLIER, Jean-Pierre, Comprender el Apocalipsis, II, p. 176 y 177.

[7] VANNI, Ugo, Lectura del Apocalipsis, Hermenéutica – Exégesis – Teología, p. 414.

[8] VANNI, Ugo, Lectura del Apocalipsis, Hermenéutica – Exégesis – Teología, p. 422.

[9] Cfr. CHARLIER, Jean-Pierre, Comprender el Apocalipsis, II, p. 194.

[10] Cfr. HEIST, William, El libro del Apocalipsis, p. 191.

[11] Gal 4.26.

[12] Heb 12.22.

[13] Cfr. BARSOTTI, Divo, El Apocalipsis, Una respuesta al tiempo, pp. 255-256.

[14] WICKENHAUSER, Alfred, El Apocalipsis de san Juan, p. 264.

[15] Is 60.3

[16] Is 60.11.

[17] Cfr. GUTZWILLER, Richard, Los misterios del Apocalipsis, p. 246.

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La Creación del ser humano, encuentro para el diálogo interreligioso

Desde el primer profeta, Adán –la paz sea con él–, la humanidad ha sido llamada a creer en Dios, desde la primera pareja creada Dios guío a la humanidad entera al camino recto, pero a lo largo de la historia el hombre ha creado otras formas de adoración que le alejan de este camino, a pesar de que los profetas nos han ejemplificado las formas de adoración correcta mediante la revelación que han recibido y no mediante la reflexión que los seres humanos podemos ejercer; el legado de los profetas ha sido el conocimiento para discernir lo que es adoración y lo que no lo es, como la idolatría o la asociación.

Encontramos quienes han tergiversado las órdenes de Dios mediante opiniones, teologías y filosofías de todo tipo; sin que por ello estas formas del pensamiento sean en sí mismas negativas para la religión como tal, lo es sus conclusiones basadas en el intelecto humano que abandona la palabra divina.

La proclamación de la creación del hombre se convierte en petición, consejo y orden de predicación, exhortación y reflexión sobre los signos divinos; ella se expresa en unos cuantos párrafos, líneas o verbos. La creación es un signo para el hombre, es un prodigio de Dios.

La creación es la revelación de Dios, es una manifestación de su absoluto poder, a la vez que de su infinita misericordia. Explicación, afirmación para algunos o acaso incógnita o misterio, para otros; para ambos es interpelación y respuesta, vocación y misión, y, por último, origen y resolución; de allí que, “si todo procede de Dios, todo depende de Dios”[1], según la Torah y el Corán.

Dios creó al hombre, haciendo de él un representante suyo en la tierra, puso a su servicio todo el universo y le encargó poblar la tierra; el hombre no puede olvidar que es una creación de Dios y un siervo del Señor (‘abd allah).

El hombre no es centro absoluto de la creación, pero la creación está en función suya mientras el hombre se encuentra en función de Dios. En otras palabras, el señorío de Dios sobre el hombre y del hombre sobre el resto de la creación es más que una dominación en relación de utilidad, su dominio no es absoluto, pues depende de su creador.

La creación en sí misma es un llamado a reconocer la omnipotencia de Dios y la debilidad humana; es una narración que habla al hombre de su origen, final y finalidad: alabar a Dios.

La creación del hombre[2] es clave para el diálogo interreligioso ya que es a la vez signo, advertencia y llamado de Dios; la creación entera es un signo para el hombre, un prodigio de Dios que el hombre debe seguir como ejemplo; la creación es la revelación de Dios, pero la revelación divina no es una creación pues la Palabra es eterna, dicho otro modo, carece de temporalidad aun cuando es una manifestación de lo absoluto en un momento preciso de la historia de la humanidad; la palabra eterna de Dios se manifiesta mediante un ángel en la presentación de los profetas enviados para toda la humanidad, la respuesta a este llamado esta en la obediencia a Dios creador antes que a los hombres y sus ideas o instituciones creadas por ellos.

11.7 Ahora, pues, descendamos y confundamos allí su lengua, para que ninguno entienda el habla de su compañero

30.22 Y entre Sus signos está la creación de los cielos y de la tierra, la diversidad de vuestras lenguas y de vuestros colores. Ciertamente hay en ello signos para los que saben.

وَمِنْ آيَاتِهِ خَلْقُ السَّمَاوَاتِ وَالْأَرْضِ وَاخْتِلَافُ أَلْسِنَتِكُمْ وَأَلْوَانِكُمْ إِنَّ فِي ذَلِكَ لَآيَاتٍ لِّلْعَالِمِينَ {22}

 

[1] PONGUTÁ, Silvestre, Una introducción al Pentateuco, p. 37.

[2] Entiéndase hombre y humanidad sin género particular, siguiendo críticamente las apariciones en las escrituras sagradas del Berešīt y del Sagrado Corán.